Este gran reto se vio afectado por una gran rafaga de viento que ocurrió durante el proceso de tendido e instalación de cables de tensión. Ya que esta fuerte rafaga de viento afecto a la estructura, generando vibraciones en el diafragma de la placa de este puente. Este problema se soluciono gracias al constante monitoreo por parte del instituto de ingeniería de la UNAM.
Entonces con el análisis de diferentes factores de riesgo, un grupo de investigadores especializados en el tema, tuvieron que viajar hasta Toronto Canadá a un laboratorio de viento. En donde gracias a la fabricación de una réplica o maqueta a escala del puente, se analizaron mediante un túnel de viento el comportamiento estructural de este puente.
Debido a la posición y ubicación de este puente, que se ve afectada por las constantes corrientes de aire que se aceleran con mayor velocidad, debido a la forma embudo que genera la fisiografía misma del relieve.
Gracias al los resultados obtenidos con el túnel y turbina de viento en Canadá y al estudio aeroelástico (primero en su case para un puente atirantado) fue posible la determinación del problema.
La determinación de la solución se generó debido a que el modelo a escala del puente se sometió a corrientes máximas de viento a través de un sistema de turbinas. Donde se probaron las diferentes velocidades que se podían presentar en el sitio de construcción del puente, que era el equivalente a 150 km/h.
Finalmente se concluyó en la fabricación de alerones, similares a los de un avión, pero en este caso los alerones se fijan o se adaptan el la parte inferior del puente. Cortando y desviando las rachas de viento que produce el embudo natural del cañón o barranco.